jueves, 4 de febrero de 2010

Enana marrón


Lucia era una astróloga, no de las que te lee el futuro si no asistía a diferentes proyectos en la universidad donde estudiaba, de pequeña su padre tuvo la genial idea de llevarla a ver las estrellas (por una serie que vio alguna vez) y al ver el cielo tan grande tan inmenso encontró algo que usualmente se siente, que se es demasiado pequeño en este mundo, el cielo era especial.

Un día la apreciada soledad y paz que se mantenía en el centro de investigación donde pasaba el tiempo, fue interrumpida por Jason, su profesor lo presento como una promesa y le dijo que deseaba que este allí, Lucia lo veía como un bicho raro que conocía de vista y no le caía porque interrumpía la música que le gustaba o iba adormir.

Un día llego al estudio y encontró a Jason con los equipos y usando su preciado telescopio furiosa lo hecho de un grito, el lugar estaba desordenado, para ella eso era un santuario nadie lo podía corromper.

Pasaron unos días hasta que se encontró con su profesor que se le acerco de forma impetuosa, asustada empezó a pedir disculpas y a excusarse.

- De que hablas los datos que enviaste son magníficos!.
-Cuales Datos?
- los Datos que indican una relación entre la energía y la información, y como la radiación de una estrella se podría definir como fragmentacion, eso junto al teorema Verlinde indica que el universo es mera información y se comporta como tal.

Lucia conocía la teoría de Verlinde que proponía que el universo era mera información apoyándose en el aumento de temperatura de los agujeros negros proporcional a su aceleración gravitatoria, una reacción causada por la entropia un concepto bastante manejado en informática.

Mientras corría buscando a Jason se acordaba de uno de sus conceptos favoritos, las enanas marrones, no son estrellas ni son planetas brillan se apagan y a veces emiten colores únicos y que solo ellas pueden emitir.

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